Piso compartido o residencia de estudiantes: qué es mejor y cuándo elegir uno u otro

Vivir en una residencia de estudiantes simplifica el día a día de unos estudiantes que no deben preocuparse por gastos extra o por conciliar con sus compañeros de piso; por contra, gozarán de menos libertad e independencia que aquellos que compartan vivienda.

Continúa tras el anuncio

Los estudiantes que cambian de ciudad y necesitan encontrar alojamiento recorren la red localizando las ofertas disponibles en las principales webs y aplicaciones de pisos compartidos. Una vez encuentran uno, llegan las siguientes dudas. El tipo de contrato de alquiler que se hará será siempre un escollo a resolver (arrendamiento, alquiler de temporada o alquiler de habitaciones). Ante tantos elementos a tener en cuenta, algunos estudiantes y, sobre todo, algunos padres, buscan una alternativa más sencilla e inmediata, la residencia de estudiantes, que, además, da la sensación de ser un entorno en el que su hijo o hija estará más controlado. Sin embargo, ¿en qué casos una opción es mejor que la otra? ¿Cuándo es preferible compartir piso y cuándo vivir en una residencia?

Qué es más barato, un piso compartido o una residencia de estudiantes

En principio, el pago mensual de vivir en una residencia de estudiantes es, siempre, más elevado al equivalente al de un piso compartido. Mientras que la mensualidad de una residencia suele rondar los 600-900€, un inquilino de una habitación en un piso de estudiantes no desembolsará, cada mes, más de 200-400€ por hacer uso de este dormitorio.

Sin embargo, hay que subrayar que son muchos más los gastos que hay que añadir en este último caso. Por ejemplo, los suministros no suelen estar contemplados en el alquiler de una habitación. Así pues, el pago del agua, la luz, el gas o la conexión a internet también ha de ser tenidos en cuenta y, si bien no son desembolsos mayores, sí pueden incrementar en unos 50€ más el coste del alquiler.

Además, hasta ahora, tampoco se han valorado otros importes que toda persona ha de realizar a diario como son los que tienen que ver con las comidas. Por norma general, el estudiante que vive en una residencia tiene incluidos desayuno, almuerzo y cena, mientras que quien comparte piso ha de gestionar estas comidas por su cuenta. Aquí, el gasto puede ser enormemente variable, ya que algunos estudiantes optarán por cocinar (o utilizar tuppers y comidas preparadas por sus familiares), otros comprarán alimentos precocinados y otros acudirán a los comedores de la universidad o a bares y restaurantes. Sea como sea, no cabe duda de que, a la larga, no se trata de una cantidad menor.

Por último, hay que hablar de los gastos derivados de la limpieza. Si los estudiantes son responsables y ordenados, es seguro que distribuirán las tareas a realizar y el mantenimiento casi no supondrá desembolso más allá del asociado a la compra de los productos necesarios. Algunos otros, más prácticos y puede que con menos tiempo que dedicar a las tareas del hogar, es probable que se decanten por contratar los servicios de un limpiador o asistenta del hogar. Aquí, no cabe duda, el gasto sí aumentará considerablemente. Los habitantes de residencias, sean ordenados o no, no tienen que preocuparse por algo así, ya que la limpieza está incluida en los pagos mensuales que realizan.

Continúa tras el anuncio

Sin embargo, todos estos gastos extra que mencionamos suelen suponer en torno a 200-300€ más al mes, por lo que el residente de un piso de estudiantes podría hacer uso de él teniendo todos los servicios cubiertos por una cantidad media de 400-700€, lo que, de nuevo, es sensiblemente más barato que pagar la mensualidad de una residencia universitaria.

Qué incluyen y cómo funcionan las residencias de estudiantes

Las residencias de estudiantes son una opción de alojamiento específicamente diseñada para estudiantes universitarios que quieren vivir sin preocupaciones excesivas, ya que se trata de un servicio que incluye todos los servicios y comodidades necesarios que la vida estudiantil sea más accesible y cómoda. Así, el inquilino pagará, cada mes, una mensualidad que, a modo de tarifa única, incluirá, además del derecho a residencia, el uso y disfrute de todas las instalaciones y el acceso a determinados servicios (como las comidas o la limpieza). No obstante, es necesario indicar que algunas ofrecen tarifas reducidas en las que sólo se abona el derecho al uso de la habitación privada; de esta manera, el resto de servicios mencionados son opcionales y, en caso de querer usarlos, se incrementa la mensualidad.

¿Qué suelen incluir las residencias de estudiantes?

  • Habitación amueblada. Las habitaciones en las residencias de estudiantes suelen estar completamente amuebladas y equipadas con elementos esenciales, como una cama, escritorio, silla, armario y, en muchos casos, un baño privado. Esto simplifica la mudanza y evita la necesidad de adquirir muebles o equipos adicionales.
  • Comidas. Muchas residencias incluyen planes de comidas en sus tarifas. Esto significa que las comidas se preparan y sirven en el comedor de la residencia. Dependiendo de la residencia, los planes de comidas pueden variar desde comidas diarias hasta comidas semanales. Esta opción elimina la necesidad de cocinar o preocuparse por la compra de alimentos.
  • Suministros. El importe de electricidad, agua, calefacción y conexión a Internet, suele estar incluido en el precio del alquiler, lo que evita tener que estar pendiente del gasto que se está realizando y de valorar si el importe que llegará en la factura será excesivo o no.
  • Limpieza y mantenimiento. El personal de la residencia se encarga de la limpieza y el mantenimiento de las áreas comunes, lo que significa que no hay que preocuparse por la limpieza de espacios compartidos como pasillos, cocinas o baños. En algunas, incluso, existe la opción de solicitar una limpieza diaria o semanal de la propia habitación.
  • Actividades y programas comunitarios. Las residencias de estudiantes a menudo organizan actividades y eventos para fomentar la interacción social entre los residentes. Estos programas pueden incluir desde noches de juegos hasta tutorías académicas y eventos culturales dentro o fuera de las instalaciones.

Ventajas y desventajas de vivir en un piso compartido

Ventajas

  • Economía compartida. Al dividir importes como del alquiler, los suministros y la compra de alimentos entre los compañeros, es muy probable que se reduzcan significativamente los gastos mensuales. Esto puede ser particularmente interesante para el caso de estudiantes dispongan de presupuesto ajustado mientras estudian en la universidad.
  • Independencia. Vivir en un piso compartido brinda un alto grado de independencia. Los residentes tienen el control total sobre sus hábitos alimenticios, horarios y estilo de vida, en general, ya que no se encuentran limitados por las políticas y regulaciones que pueda tener una residencia de estudiantes. Esto, no cabe duda, les permite adaptar su entorno (especialmente su habitación) a sus necesidades y preferencias personales.
  • Flexibilidad. La flexibilidad es otro de los aspectos claves de vivir en un piso compartido. Por un lado, en cierto modo, se puede elegir a los compañeros de piso, lo que brinda la oportunidad de vivir con amigos o personas que compartan intereses y valores. Por otro lado, si en algún momento un inquilino decide cambiar de alojamiento o de compañeros de piso, el trámite suele ser más fácil y rápido que en una residencia de estudiantes.

Desventajas

  • Responsabilidad compartida. Sin lugar a dudas, una de las principales desventajas de vivir en un piso compartido es la residen en el hecho de que la gestión de gastos y tareas puede resultar complicada si no todos los compañeros cumplen con su parte. Esto, evidentemente, puede dar lugar a tensiones y conflictos en la convivencia, por lo que es fundamental contar con una comunicación abierta y un sistema de acuerdos claros entre los residentes.
  • Posibles conflictos. La convivencia, aunque gratificante en muchos aspectos, también puede desembocar en desencuentros. Diferencias en términos de limpieza, horarios o preferencias personales son sólo algunos de los aspectos que pueden convertirse en motivo de discusión y tensiones. Resolver estas discrepancias de manera constructiva requiere habilidades de comunicación y empatía, lo que, para algunos estudiantes, puede ser un verdadero desafío y se verán obligados a situaciones complicadas, con la de echar del piso a un compañero conflictivo.

Ventajas y desventajas de vivir en una residencia de estudiantes

Ventajas

  • Todo en uno. Por norma general, la tarifa mensual o semestral suele incluir, además del alojamiento, las comidas y todos los demás servicios (limpieza, gimnasio…), lo que simplifica la gestión de gastos. Así el estudiante que vive en una residencia no tiene por qué preocuparse por pagar el alquiler, las facturas de luz agua o gas o de comprar y cocinar sus propias comidas.
  • Comunidad integrada. Las residencias de estudiantes fomentan la unión e interacción entre sus estudiantes. Así, los residentes pueden conocer al resto de compañeros, participar en actividades grupales y socializar fácilmente. Esto, obviamente, termina por convertirse en una fuente de apoyo social, lo cual es especialmente interesante para el caso de estudiantes que están lejos de casa, que acaban de iniciar sus estudios o que desean ampliar su red de contactos.
  • Menos preocupaciones. Normalmente, la mayoría de las tareas que los estudiantes rehúsan llevar a cabo, como la limpieza, el mantenimiento de las instalaciones y la elaboración de las comidas, son realizadas por el personal de la residencia.

Desventajas

  • Menos privacidad. Una de las principales desventajas de vivir en una residencia de estudiantes es la falta de privacidad que se tiene en comparación con aquella de la que disponen los que viven en un piso compartido o un apartamento independiente. Por un lado, las habitaciones suelen ser más pequeñas y, además, se comparten las áreas comunes con el resto de residentes. Por último, en algunas, tampoco se permite el acceso de personas ajenas a la institución, por lo que no existe libertar para invitar a amigos, parejas a ver una película, pasar una noche o cenar juntos.
  • Menos control financiero. Aunque la comodidad de la tarifa única puede ser una ventaja, también puede ser una escollo en términos de control financiero. Al tratarse de un pago integral, no se puede optar por omitir comidas o servicios que no se necesiten. Por ejemplo, si un día no se accede al comedor, el importe del almuerzo o la cena no se descontará de la mensualidad y, en el caso de que el estudiante haya comido fuera (en un bar o en la propia universidad), habrá pagado dos veces por una única comida. Para algunos estudiantes, esto puede ser una fuente de frustración, ya que, en cierto modo, se sentirán atados a la residencia y con poca capacidad de organizar su día a día fuera de ella.
Suscríbete
Notificación de
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios