¿Te pueden echar de un piso de alquiler por hacer demasiado ruido?

Los ruidos excesivos provocados en un piso de alquiler no sólo pueden llegar a ser una molestia para el resto de vecinos o convivientes, sino que, además, pueden ser causa justificada de rescisión de contrato.

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Vivir en un piso de alquiler conlleva cumplir con una serie de responsabilidades más allá de pagar la renta puntualmente. Entre ellas, respetar la convivencia y evitar molestar a los vecinos es esencial. El ruido excesivo puede ser fuente de conflictos y, en casos extremos, motivo para la rescisión del contrato de alquiler. La pregunta es, ¿realmente te pueden echar de un piso de alquiler por hacer demasiado ruido?

La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), normativa que regula los contratos de alquiler en España, establece claramente los derechos (también los relacionados con los ruidos) y deberes tanto para el arrendador como para el inquilino. De acuerdo con el artículo 27, Incumplimiento de obligaciones, el arrendador tiene la potestad de resolver el contrato de arrendamiento si el inquilino realiza actividades molestas, insalubres o peligrosas que afecten a la convivencia en la comunidad. No hace falta decir que esto incluye, evidentemente, la emisión continua de ruidos que perturben a los vecinos.

Artículo 27 de la LAU – Incumplimiento de obligaciones

[…]

2. Además, el arrendador podrá resolver de pleno derecho el contrato por las siguientes causas:

[…]

e) Cuando en la vivienda tengan lugar actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas

Por tanto, la respuesta es clara: sí, es legal que el arrendador, en casos extremos, decida poner fin al contrato de alquiler si se demuestra que el inquilino incumple la obligación de no interferir en la pacífica convivencia del resto de vecinos. No obstante, esta finalización unilateral y adelantada del contrato no puede llevarse a cabo sin pruebas, sino que, para ello, debe existir una evidencia incuestionable de que las molestias ocasionadas por el ruido son persistentes y afectan significativamente a la comunidad.

¿Qué se considera mucho ruido?

El concepto de «ruido excesivo» es muy relativo y subjetivo. De hecho, puede variar según las circunstancias y la sensibilidad de cada persona o del momento del día y año en que se produzca. Sin embargo, existen normativas claras sobre los niveles tolerables en zonas residenciales. En la mayoría de los municipios españoles, los límites permitidos se regulan mediante ordenanzas locales que determinan los decibelios máximos en función de las horas del día y el tipo de área.

Por lo general, en zonas residenciales, el límite máximo permitido suele ser más bajo durante la noche (normalmente entre las 22:00 y las 08:00), con un máximo de 30 decibelios en interiores. Durante el día, este límite se amplía, pudiendo llegar a establecerse hasta en los 50 ó 55 decibelios.

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Lógicamente, se considera «mucho ruido» cualquier sonido que supere estos límites, especialmente si es constante o prolongado. Ejemplos de esto incluyen fiestas, música alta a altas horas de la noche, gritos o el uso de electrodomésticos ruidosos en horarios de descanso.

¿Te pueden echar porque un vecino se ha quejado?

Las quejas de un vecino pueden ser el primer indicio de un problema, pero no son suficientes por sí solas para que el arrendador pueda rescindir el contrato. La LAU, en el ya mencionado artículo 27, indica que es necesario que el arrendador cuente con pruebas objetivas de que el inquilino está realizando actividades molestas de forma continuada y significativa.

Una única queja no suele ser suficiente para iniciar un proceso de expulsión, pero si éstas son reiteradas y están bien documentadas, el arrendador puede empezar a considerar la rescisión del contrato. El proceso legal puede implicar la recopilación de pruebas adicionales, como registros de ruido, declaraciones de testigos o incluso denuncias ante la policía.

En el caso de una habitación en un piso compartido la situación es más grave aún, ya que las molestias causadas no afectaran a alguien ajeno a la propiedad, sino a otro conviviente (en la mayoría de los casos, inquilino alquilado, también), por lo que el casero deberá de poner solución rápida al problema si quiere evitar que uno de los demás residentes decida irse por su propia voluntad ante las molestias continuadas.

¿Y si la comunidad dice algo?

La comunidad de vecinos también puede tomar cartas en el asunto cuando el ruido afecta a la convivencia general. Según la Ley de Propiedad Horizontal (LPH), los vecinos tienen derecho a disfrutar de sus viviendas sin ser molestados por ruidos excesivos. Esta ley otorga a la comunidad el poder de actuar en caso de actividades molestas.

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Artículo 7 de la LPH

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2. Al propietario y al ocupante del piso o local no les está permitido desarrollar en él o en el resto del inmueble actividades prohibidas en los estatutos, que resulten dañosas para la finca o que contravengan las disposiciones generales sobre actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas

Cuando un inquilino provoca ruido constante y no atiende a las quejas de los vecinos, la comunidad puede enviar advertencias formales al propietario del piso. Si las molestias persisten, la comunidad puede incluso denunciar ante el juzgado exigiendo el cese de las actividades molestas. En casos graves, el propietario podría enfrentarse a sanciones económicas impuestas por la comunidad si no actúa para poner fin a la situación.

Es importante destacar que, aunque las quejas de la comunidad no significan automáticamente la expulsión del inquilino, sí pueden acelerar el proceso si se acumulan pruebas suficientes. El propietario, al verse presionado por la comunidad, puede decidir rescindir el contrato de alquiler, amparado en el incumplimiento del mencionado artículo 27 de la LAU.

Precisamente por esto es por lo que muchos caseros están tomando medidas que pueden entenderse como extremas (como el hecho de no permitir que vivan niños en el inmueble) para evitar, así, que puedan surgir, en el futuro, posibles conflictos vecinales.

¿Cómo se demuestra que un inquilino hace demasiado ruido?

Demostrar que un inquilino hace ruido excesivo no es siempre sencillo, pero existen varios métodos para documentar las molestias de manera efectiva:

  • Registro de quejas formales. Es importante que los vecinos consignen de forma escrita las quejas ante el propietario o el administrador del edificio. Cuantas más quejas formales existan, mayor será la evidencia de que el inquilino está provocando problemas de ruido de forma habitual.
  • Mediciones de ruido. En algunos casos, se contratan a profesionales que miden los niveles de ruido con aparatos especializados (sonómetros). Si los niveles exceden los límites permitidos por la normativa local, estos informes se pueden usar como prueba en un proceso judicial.
  • Testigos. Los testimonios de otros vecinos que confirmen las molestias causadas por el ruido también son una herramienta válida para demostrar la persistencia de las actividades molestas.
  • Denuncias a la policía. Si el ruido es excesivo, los vecinos pueden llamar a la policía, que puede levantar actas tras su intervención. Estas actas también constituyen una prueba sólida.
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